“Mándame tu DNI, es que no me fío, ¿sabes? Ya me han estafado otras veces”. Para comprar una Thermomix de segunda mano por 500 euros -menos de la mitad de su precio original- había que acceder a esta petición. La frase, cargada de prudencia y cautela, parecía dar fiabilidad al trato ante el inminente envío de dinero. Pero, realmente, era el paso previo a una macroestafa que ya suma 800 afectados en toda España. Hasta 100 investigados, 20 de ellos detenidos, participaron de este engaño en la red que se ha apropiado de más de 190.000 euros.

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Aunque las víctimas se reparten por todo el país, el epicentro del timo se encontraba en la localidad gaditana de San Fernando. Desde allí operaban los siete cabecillas de esta organización criminal, detenidos el pasado verano y actualmente en prisión. Tanto ellos como los otros 13 detenidos alimentaban una red fraudulenta de anuncios de segunda mano en portales como Wallapop. Publicitaban robots de cocina, teléfonos de alta gama, drones y consolas de segunda mano a precios bajos que las víctimas nunca recibían tras enviar el dinero, según explicó el miércoles la policía en una nota de prensa.

Con los DNI e identidades de estos estafados, la banda alimentaba a su vez una red piramidal en la que construían perfiles falsos para nuevas estafas. Ante este engaño, oculto tras supuestas gangas inexistentes, cayeron “todo tipo de víctimas», como «abogados, militares o miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad”, según reconocen los investigadores. En total, la policía ha recibido ya más de 800 denuncias de perjudicados repartidos por todo el país.

La actividad de la banda era tan prolífica que los investigadores la creen responsable de “más del 60% de las estafas por Internet denunciadas en toda España focalizadas sobre la localidad de San Fernando en los últimos años”. Los agentes investigan hasta un centenar de personas implicadas en el engaño, muchos de ellos por hacer de muleros que se prestaban a cobrar los giros de las víctimas, a cambio de una comisión.

Los investigadores han conseguido demostrar un perjuicio económico de más de 190.000 euros, aunque creen que podría ser aún mayor y rondar el medio millón de euros. A estos montantes -que permitieron al cabecilla de la mafia hacerse con una vivienda unifamiliar en Chiclana de la Frontera- la organización llegó con estafas que no solían superar los 400 euros por engaño, límite legal para distinguir el delito entre leve y grave. Con todo, la policía advierte que, más que el dinero, “el grave problema” estaba en los robos de identidad perpetrados.

La banda se hizo hasta con 130 documentos de identidad siguiendo siempre la misma forma de actuar. Buscaban anuncios verdaderos de productos y se hacían pasar por compradores para obtener toda la información posible del producto -desde fotografías a facturas- y de las personas, incluido su DNI. Esos datos eran los que empleaban para generar anuncios falsos de productos que, en verdad, no tenían y con cuentas en las que suplantaban la identidad de esos primeros vendedores reales. Publicaban anuncios constantes -“uno tras otro”, según la policía- para asegurarse la visibilidad, pese a que los portales dieran de baja sus perfiles al descubrir el engaño.

Para ganarse la confianza de sus supuestos clientes, los estafadores enviaban las fotos de los DNI obtenidos previamente. A cambio, hacían una petición: “Mándame tu DNI, es que no me fío, ¿sabes? Ya me han estafado otras veces”, en un mensaje que se repetía tanto para los vendedores reales como a los que compradores a los que acaban estafando el dinero. A veces eran selfies sosteniendo su carnet, otras simplemente fotos del mismo que, supuestamente, necesitaban para fiarse del comprador y realizar contratos de compraventa. Con las nuevas identidades conseguidas, alimentaban de nuevo su red de usuarios falsos con los que creaban perfiles engañosos en redes sociales o daban de alta líneas de móvil.

Con la confianza de sus víctimas, el timo se completaba con la petición de una transferencia mientras que ellos aseguraban estar a punto de enviar el producto -incluso enviaban al estafado supuestas fotos suyas en oficinas de Correos-. Pero el producto nunca llegaba a manos del comprador que, al sentirse engañado, creía hacer sido estafado por la persona que aparecía en la identidad robada previamente por la banda.

La banda tenía activas más de 200 cuentas bancarias y giros postales. Para operar con ellas, la cúpula gaditana de la organización se ayudaba de unos colaboradores. Estos muleros “se prestaban dolosa, imprudentemente o engañados a facilitar sus cuentas o cobrar estos giros a cambio de una comisión”, según ha explicado la policía. Los estafadores empleaban también nuevas formas de pago de efectivo a móvil por medio de aplicaciones de pago que les facilitaban el timo.

Dado el “extremo volumen y complejidad” de toda la estructura de la estafa, la policía no descarta nuevas detenciones en una operación dirigida por los Juzgados de San Fernando. Los capos de la organización, ahora en prisión, se enfrentan a delitos de pertenencia a asociación ilícita, estafa, blanqueo de capitales y usurpación de identidad. Para el resto de colaboradores, la policía atribuye también los mismos cargos, “en función de su grado de participación en los hechos”, según ha puntualizado la policía.

Fuente: El País