Warren Buffett quiere ser recordado como una persona optimista. Es lo que ha definido su carrera de inversor y es la reflexión que hace cuando los accionistas de Berkshire Hathaway, la corporación que dirige, le preguntaron este sábado por el peligro de que estalle una guerra comercial entre Estados Unidos y China. El oráculo de Omaha responde diciendo que espera que los dos países sean lo suficientemente listos como para evitar ser lobo el uno del otro.

“Serán los superpoderes económicos durante mucho, mucho tiempo”, augura. Y por el hecho de que tienen grandes intereses en común, “habrá también desacuerdos”. Pero los beneficios del libre comercio, insiste, “son enormes” y advirtió que el resto del mundo depende de esta relación, “sería un error sacrificar la prosperidad mundial por diferencias en el comercio, por ganar un poquito más”.

Admite que el la globalización tene una venta difícil, porque los problemas que genera son más aparentes que los beneficios. Por eso cree que el presidente debe ejercer de «educador en jefe» para explicar qué puede hacer. “Donald Trump puede estar en lo correcto en algunas cosas”, señala Charlie Munger, presidente del conglomerado, al hablar del arancel a las acero y el aluminio.

Es conocido que Buffett lleva años hablando de buscar oportunidades en Asia. Ya tiene ahí una participación en el fabricante chino BYD en el sector de la automoción. “En agosto cumplo 88 años, quizás sea un buen momento para comprar algo ahí”, comentó al hacer referencia a la coincidencia de ochos por su edad, el mes en el que los cumple y el año, que se considera como buena suerte.

Pérdidas por la depreciación de activos

S. P.

Una hora antes de arrancar su intervención ante el Woodstock del capitalismo, el conglomerado Berkshire Hathaway anunció pérdidas de 1.140 millones en el primer trimestre. Contrastan con un beneficio de 4.060 millones en el arranque de 2017. Se atribuye a un ajuste contable derivado de la rebaja del valor de algunos activos que tiene en su ingente cartera de inversión, integrada por más de 90 compañías. El beneficio operativo, sin embargo, lo mejoró un 50%, a 5.300 millones en los tres primeros meses.

Berkshire rompe así con cinco trimestres de caída en el beneficio operativo. Entre las corporaciones en las que tiene grandes posiciones se encuentran Coca-Cola y Wells Fargo, cuyo valor bursátil cayó durante el trimestre. Las nuevas reglas contables le obligan a reportar los ajustes en el valor de estos activos independientemente de si los vende o no. Buffett es muy crítico con el cambio, porque dice «crea efectos extraños» que asustan a los accionistas y «no reflejan la marcha real de la compañía».

Warren Buffett también quiere ser recordado como un maestro. Su filosofía de inversión es simple. “Nadie compra un campo pensando en lo que lloverá dentro un año”, afirma, “lo hace pensando a largo plazo”. Se aplica a Apple, donde controla un 5% del capital tras adquirir 75 millones de títulos en el primer trimestre. Dice que centrarse en las ventas del iPhone X es una pérdida de tiempo.

Inversor paciente

Apple le va a generar 700 millones anuales solo en dividendos tras el incremento anunciado el martes. “Es una compañía fantástica”, insiste, “gana el doble que la segunda más rentable”. Esa lógica sirve para IBM, a la inversa. Se desprendió de todas sus posiciones porque entiende que dejó pasar la oportunidad de distanciarse en un negocio en el que fue pionera y que domina Amazon.

Buffett no tiene miedo a la volatilidad. La ve como una oportunidad, que aprovechó recientemente para reforzar su inversión en Apple. “Los mercados cayeron varias desde 1942”, recuerda, “con momentos de pánico” como el crash de 1987, el estallido de la burbuja tecnológica en 2000 y la recesión global de 2008. Pero tiene una fe ciega en la fortaleza de la economía estadounidense.

Arrancó así su reflexión mostrando las portadas que el The New York Times publicó el 8, 9 y 10 mazo de 1942. Los titulares con malas noticias que llegaban del Pacífico y Europa dominaban. Un día después, el joven Buffett optó por apretar el gatillo y pidió a sus padre que comprar sus tres primeras acciones en City Services. Estaba convencido de que Estados Unidos iba a ganar la guerra.

“La máquina funcionó desde 1776 y lo seguirá haciendo”, afirma. El retorno medio generado por el S&P 500 fue del 11% anual desde la Segunda Guerra Mundial. Un inversor paciente que no se hubiera dejado llevar por el miedo tendría una fortuna de 51 millones dólares habiendo invertido 10.000 dólares hace 76 años. “Lo habría conseguido sin hacer nada”, apuntó.

Criptomonedas

Como individuo, no comparte la filosofía de la rebaja de impuestos de Donald Trump. Pero reconoce que ayuda a los intereses de los inversores de Berkshire Hathaway, “nos hace más competitivos”. No le genera tampoco mucho entusiasmo las criptomonedas. “No producen nada”, explica volviendo al ejemplo de la granja, “solo esperas que alguien pague más después. Eso es apostar, no invertir”.

El nombre de Harvey Weinstein, el productor de Hollywood acusado de abusar sexualmente de varias mujeres, también salió a colación en el debate con los accionistas sobre la crisis de Wells Fargo por sus prácticas comerciales. Charlie Munger, el presidente de Berkshire Hathaway, trató de explicar que es mejor atajar los casos de mala conducta antes de que arrastren con el negocio.

Aprovechó para destacar la labor de Todd Combs y Ted Weschler al elegir las compañías hacia las que dirige los 100.000 millones que tiene en efectivo. Son los dos que suenan para sustituirle al frente del conglomerado. Reconoció que les roba ideas y bromeó diciendo que eso le permite leer y pensar gran parte del tiempo. “Es muy bueno haciendo nada”, concluyó Charlie Munger.

Fuente: El País