La presidenta de Santander, Ana Botín, ha pedido que «el terreno de juego sea igual para todos. Si das un préstamo, das un préstamo, independientemente de si eres o no un banco. Y lo mismo debería aplicar si captas depósitos. Hay que valorar a quién se aplica la regulación». Con estas palabras, Botín reclamaba que los competidores no bancarios, como las tecnológicas financieras o fintech, tuvieran las mismas exigencias de capital y de regulación que los bancos tradicionales, porque, de lo contrario, pueden ofrecer precios más atractivos, según reclama el sector.

Ante representantes de diversos bancos centrales, la número uno del Santander no habló de la crisis financiera ni criticó los bajos tipos de interés, como en ocasiones anteriores, sin que reclamó agilidad en la regulación. «En un mundo que está cambiando tan rápido, no podemos tener normas y regulación que tarden años en cambiar si cuando las ponemos en práctica las consecuencias que tienen no son las esperadas. En Europa la legislación debería apoyar la inversión en tecnología digital y, por tanto, la transformación digital de los bancos».

«Es importante que cuando autoridades públicas, gobiernos y reguladores piensen en nuevas leyes y regulación consideren el impacto que pueden tener en los bancos, pues también estarán afectando a millones de personas», ha señalado Botín. En su discurso durante la X Conferencia Internacional de Banca organizada por Santander, Botín ha reconocido que «la neutralidad en la regulación no existe», por lo que «siempre hay un impacto».

MÁS INFORMACIÓN

En conclusión, la presidenta de Santander ha señalado que «ahora es precisamente el momento de cambiar, de integrarnos aún más para que los negocios crezcan y se creen más puestos de trabajo. Para que puedan aprovecharse plenamente las economías de escala que la tecnología ofrece», ha apuntado la ejecutiva.

Retraso tecnológico de Europa

Botín ha recordado que Europa no ocupa un puesto predominante entre las empresas tecnológicas. «Hoy, los europeos compran en Amazon, se comunican con sus amigos con WhatsApp, buscan trabajo en Linkedin e información en Google. Todas estas empresas tienen en común que son americanas. China representa la mitad de los pagos digitales en el mundo y tres cuartos de los préstamos online. El pasado año, el mercado chino de pagos por Internet valía 11 billones de dólares, el doble que el tamaño de la industria de tarjetas de crédito y de débito de los Estados Unidos», ha dicho.

La presidenta de Santander ha señalado que las empresas deben adoptar «culturas más abiertas y colaborativas», por lo que es necesario «dar con la velocidad adecuada para adaptarse a los cambios con la rapidez necesaria».

Botín también ha hablado de un tema ya habitual en su discurso: la obligación de ganar la confianza de los clientes. «A medida que avance la revolución digital, el éxito no se medirá sólo en función de crecimiento y beneficios. El éxito se medirá por la confianza del público y su opinión hacia negocios como los nuestros. Para ganarnos la confianza y la lealtad tenemos que ser sostenibles, gestionando el cambio con un ojo puesto en el futuro, y no mirando solo al presente. Y tenemos que ser responsables, usando nuestra capacidad de mejorar nuestras vidas y contribuir al progreso de las personas y las empresas».

Para Botín, es importante seguir invirtiendo porque «cada cliente quiere cosas diferentes». «Algunos quieren que les atendamos en oficinas y otros no. Nuestro objetivo es que puedan elegir», ha explicado. «Somos nosotros, los primeros ejecutivos, quienes debemos impulsarlos, quienes primero debemos cambiar. En ocasiones, tomando decisiones personalmente difíciles», ha apuntado.

Según Botín, el deseo del banco es «aumentar la lealtad» de sus clientes, así como tener «empleados leales, que estén contentos y orgullosos de trabajar» en Santander. «La lealtad es ahora más importante que nunca», ha afirmado.

Por otra parte, ha apuntado que las pequeñas empresas necesitan hoy «los mismos servicios que las grandes para crecer». «Las pequeñas empresas son cada vez más complejas. Necesitan herramientas para crecer fuera más rápido porque para ellas es crítico aprovechar con rapidez las oportunidades que surgen en el mercado», ha añadido.

Para terminar, apuntó que «para mí, como persona al frente de una empresa que quiere seguir existiendo no dentro de cinco sino dentro de cincuenta años, un negocio responsable es simplemente un buen negocio».

Fuente: El País