El presidente de Endesa, Borja Prado Eulate, ha advertido este viernes del cambio de tendencia de la economía y de la necesidad de «adelantarse con medidas preventivas y poner en marcha reformas anticíclicas» en la que ha sido su última junta general de accionistas como presidente tras 10 años en el cargo. Prado, que vio frecuentemente interrumpido su discurso con pitos y silbidos, ha exigido «a la clase política el esfuerzo necesario para que España disponga cuanto antes de un gobierno estable, con un programa enfocado a apuntalar la recuperación y a situar nuestra economía en condiciones de sacar el máximo provecho, con mínimo daño, a la revolución tecnológica». A su juicio, el crecimiento se ralentiza y la recuperación del empleo está, por lo menos, estancada. «Volveremos a caer en el fango de la crisis en un abrir y cerrar de ojos si dejamos pasar el momento por la cercanía de las elecciones, por un indeseable retraso en la formación del próximo Gobierno o por un análisis erróneo de la gravedad de la coyuntura», sentenció.

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La despedida de Borja Prado de la presidencia de Endesa en la junta general de accionistas celebrada esta mañana en Madrid ha estado marcada por los representantes de los trabajadores, que tanto fuera del lugar de celebración como dentro del auditorio, han protagonizado protestas contra el encallamiento del convenio colectivo y, sobre todo, contra el principal accionista de la compañía, el grupo italiano Enel. Las increpaciones constantes de los asistentes, que se han distribuido conveniente y estratégicamente en la sala, se vieron incrementadas cuando Prado hizo mención de los representantes del Enel, la presidenta y el consejero delegado del grupo italiano y miembros del consejo de administración de su filial española, Patrizia Grieco y Franceso Starace, quien mantuvo una actitud de circunstancia y un semblante terso ante las protestas; así como al consejero delegado de Endesa, José Bogas, y los anteriores presidentes, Rodolfo Marín Villa y Manuel Pizarro. Borja Prado no logró acallarlos ni cuando alabó la labor de los empleados con una metáfora marinera: «Durante la tormenta se han mantenido firmes, atados al palo mayor, como si el viento no arreciara; como si el barco no diera cabezadas de cinco metros y como si las olas no arrasaran la cubierta cinco veces por minuto».

Este año Endesa decidió celebrar la junta general de accionistas en un hotel-auditorio a la salida de Madrid en lugar de en su sede central, quizá para que los trabajadores de la compañía no la rodeasen con sus fanfarrias de protesta como ocurrió el año pasado. Así que este año han llevado sus protestas a las puertas del citado auditorio, coincidiendo con el primer día de huelga convocado para protestar contra el encallamiento del convenio colectivo. «Por un convenio justo y merecido», «Endesa no nos robará ni derechos ni salario, ni un paso atrás», Endesa+Enel: capital italiano, nuestros derechos y conquistas no os lo repartiréis en dividendo», rezaban algunas de las pancartas que portaban los trabajadores con banderas de CC OO, UGT, CIG y CIE.

«Vamos a ser su peor dolor de oídos»

M. Á. N.

Los trabajadores de Endesa acudieron organizados. Mientras en la calle centenares de empleados lanzaban gritos y consignas contra la empresa y su accionista, en el auditorio (Endesa cambió su sede por un hotel a la salida de Madrid por “razones de seguridad”) se distribuyeron estratégicamente. De las 22 intervenciones, prácticamente todas correspondieron a representantes sindicales, jubilados y organizaciones ecologistas, que atacaron al consejo de administración por varios frentes: la pérdida de derechos de los empleados, la falta de un convenio colectivo, la actitud ante el proceso de descarbonización y el reparto del 100% del dividendo del que Enel se lleva el 70% mientras bajan las inversiones.

“No nos es posible compartir proyectos con un proceso de descapitalización”, dijo Carlos Pardo, de CIG. “Vamos a ser su mayor problema, su peor dolor de oídos y nos va a escuchar aunque no quiera; no somos mercancía colonial. Nuestra respuesta tiene que estar al mismo nivel de su agresión, que es muy grave”, recalcó Carlos Blanco, sindicalista de la central de As Pontes.

Manuel Jaramillo, líder de UGT, que ha acusado a la firma italiana de “expoliar” Endesa, se centró en Francesco Starace, primer ejecutivo de Enel y vicepresidente de Endesa, al que sometió a una serie de preguntas para recalcar el agravio comparativo con Italia. Starace aguantó con estoicismo la tormenta, que se inició con la intervención de Prado y arreció cuando tomó la palabra el consejero delegado, José Bogas, considerado más cercano a sus postulados.

Prado aprovechó para hacer balance de sus 10 años al frente de la eléctrica. «Les digo que Endesa en estos 10 años ha sido la empresa eléctrica española más rentable para sus accionistas, quien hubiera comprado acciones de Endesa el día en que fui nombrado presidente y hubiera reinvertido el dividendo, habría multiplicado su inversión por 4,7 veces, lo que supone una rentabilidad media anual del 17% y los accionistas que invirtieron en la OPV de noviembre de 2014 han duplicado su dinero». En ese periodo, ha continuado, la deuda ha pasado de 18.500 a 5.800 millones.

Las interrupciones, pitidos e increpaciones arreciaron cuando Prado se refirió al grupo Enel y subrayó que «ha mantenido su marca y su personalidad, ha sido fiel a sus rasgos característicos principales (liderazgo, arraigo territorial, influencia institucional) y nunca ha dado la espalda a su responsabilidad como una de las grandes empresas energéticas de referencia en España». Pero aumentaron los decibelios cuando le sustituyó en el atril José Bogas para resumir las cifras del año. Así como Prado no dejó de leer su discurso en ningún momento, el consejero delegado lo hizo varias veces ante la insistencia de alguna de las asistentes y los aplausos de gran parte del auditorio.

Endesa anunció que mantendrá la política de dividendos de los últimos cinco años. la propuesta supone un incremento del 3% a 1,43 euros por acción frente a los 1,38 del año pasado. Eso supone un reparto de los 1.511 millones de euros de beneficio neto, de los que el 70% se los lleva Enel.

Bogas ha destacado que el Plan Nacional de Energía y Clima contiene objetivos muy ambiciosos para la descarbonización de la economía. A su juicio, el planteamiento está en línea con el reto de sostenibilidad y los objetivos son alcanzables y permitirán modernizar la economía y supondrán una elevada capacidad de generación de empleo. Asimismo, valoró positivamente el acuerdo para el alargamiento de la vida útil de las nucleares.

Bogas también se refirió a las tarifas eléctricas y señaló que «casi la mitad de su importe se debe a sobrecostes de política energética e impuestos que nada tienen que ver con el estricto coste del suministro eléctrico». El diseño, a su entender, «no favorece el consumo en las horas del día en las que la energía es mucho más barata y las redes eléctricas se encuentran ociosas». Ante eso, ha pedido que se eliminen los costes ajenos, repartir los costes de las primas a las renovables , diseñar tarifas inteligentes y una retribución razonable.

Fuente: El País