Este es un año ajetreado para Sir Timothy John Berners-Lee. Se cumplen 30 años desde que lanzó su propuesta para conectar los ordenadores del mundo y estableció la primera comunicación HTTP. Lo reclaman en las grandes conmemoraciones de aniversario, en eventos de todo el mundo y le piden que dé conferencias. En una de ellas nos encontramos con él, en el marco del Enterprise World 2019, organizado por la empresa de software OpenText en Toronto (Canadá). La conferencia es un repaso a la historia de la Web. Berners-Lee dispara manos, brazos y miradas para ilustrar los pasos que se dieron en aquel 1989. Después revisa la evolución de la blogosfera. Destaca «el espíritu increíble» que se vivía al principio: las cosas parecían muy prometedoras, el contenido perjudicial se filtraba por sí solo en la Red. No ocurre lo mismo ahora. Y sobre esto también tiene mucho que decir.

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Han pasado 30 años desde la nacimiento de la Web. Si fuera un ser humano, ¿en qué etapa de la vida se encontraría ahora?

Lo que sé es que la Web no tiene el mismo nivel de madurez que un ser humano de 30 años. A lo mejor estaría saliendo de la adolescencia y habría tenido sus primeros problemas con la policía.

¿Por qué?

No hay un solo incidente que resuma todo lo que ha pasado. Hay muchas cosas que han ido mal: las filtraciones de datos en algunas compañías, los aspectos relacionados con la democracia, las cuestiones de privacidad, lo relativo a las minorías…

¿Las fake news y el caso Cambridge Analytica fueron la gota que colmó el vaso?

El escándalo de Cambridge Analytica hizo ver a muchos usuarios que los mecanismos detrás de las compañías que operan en la Web son más complejos de lo que parecen. Con las elecciones de Donald Trump y del Brexit, muchos ciudadanos que pensaban que la Web era una fuerza de la democracia se lo cuestionaron.

¿Son todos estos problemas la consecuencia de una mala evolución de la Web?

Sí. Durante los primeros diez años la evolución de la Web fue bastante beneficiosa. Después vino el crecimiento de diferentes fenómenos que hicieron que los parámetros cambiaran. Igual que ha cambiado la forma en que la gente reacciona y se conecta a internet y la forma en que se explota la Web y a los usuarios.

Uno de los aspectos transformadores ha sido la publicidad online.

Hay quien dice que desde el momento en que la publicidad apareció en internet la web empezó a viajar en una dirección equivocada. Al principio los anuncios eran molestos porque intentaban  venderte cosas que no querías o persuadirte de votar a otro partido. Ahora el clickbait es extremadamente molesto.

Todo esto tiene que ver con la dinámica de la publicidad online, que permite que las compañías usen nuestra información personal para ganar dinero. ¿Se necesita un cambio?

No. El hecho de que la gente se anuncie y haga negocio vendiendo productos es útil. La publicidad comercial me ayuda a encontrar cosas rápidamente, a comprar regalos para mi familia. El problema es la propaganda política. Si pudiéramos prohibir la publicidad electoral, si los políticos solo pudieran publicar documentos y participar en debates para convencer a los ciudadanos, nos iría mejor. En Reino Unido, por ejemplo, no se pueden anunciar en televisión. Si eres un partido político tienes que mostrarte en un debate o hacer una declaración.

Entonces, ¿está a favor de prohibir la publicidad política en ciertas plataformas de la Web?

Lo mejor para la democracia sería que la publicidad política en Facebook se desactivara. Hay muchas cosas que están mal en la forma en que los partidos utilizan la publicidad en esta red social.

Las formaciones políticas recurren a la microsegmentación en las redes sociales: catalogan a los usuarios que forman parte de su audiencia para conocerlos mejor y personalizan los mensajes que les llegan. Esto permite a los partidos políticos llegar hasta las audiencias que más les interesan y decirles lo que quieren escuchar. En España, recurren a esta herramienta desde los partidos ya consolidados (PP, PSOE, Cs, Unidas Podemos, ERC…) hasta los más pequeños (Equo, Pacma…). Pero es una estrategia que se utiliza a nivel global.

Facebook y Google son los dos grandes nombres que han sido la cara visible del problema. ¿Han acumulado demasiado poder los gigantes de internet?

Ha habido una consolidación, sí. Esto generalmente no es bueno para la innovación, pero puede cambiar. Echando la vista atrás se pueden ver momentos en los que ha habido un gran dominio por parte de algunas compañías, como sucedió con AT&T, Netscape, y después, Microsoft. Pero puedes encontrarte con que mientras te preocupas mucho por el aumento de poder de algunas compañías, empiezan a crecer otras.

Google y Facebook también quieren influir en el acceso a internet de millones de usuarios en países en desarrollo. ¿Qué se les debe exigir?

Que sean neutrales. Claramente lo que queremos es que cuando conectes a alguien a internet te asegures de que le das conexión a toda la Red [no solo a los sitios que les interesa a los proveedores]. Creo que no ha habido problemas con el Project Loon de Google. En cuanto a Facebook Free Basics, sé que la red social se ha dado cuenta de que se le ha criticado duramente por no ser neutral.

Si tuviera que pedir un deseo para la Web, ¿cuál sería?

Una corrección del rumbo. La Web se dirigía a sitios buenos, pero se ha salido del camino. Así que necesita cambiar su dirección. Para eso hace falta mucha energía, que muchos agentes trabajen dentro de la sociedad, en la regulación de la tecnología y en la comprensión de las redes sociales.

Fuente: El País