El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, recibió este lunes el premio Tintero de 2019 otorgado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie), tras la votación de sus miembros. Con el galardón se destaca su colaboración con los medios de comunicación. El gobernador admitió que la situación de la comunicación del organismo con los medios «era insostenible», a lo que añadió: «Desde mi llegada nos propusimos cambiar la comunicación, pero esa no es la clave sino hacer bien las cosas» en esta materia.

También fueron premiados con el Tintero Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank y Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa. En el lado contrario, los Secantes de 2019, entregados a personas destacadas por su falta de transparencia, fueron Esther Alcocer Koplowitz, presidenta de FCC, Mariangela Marseglia, Country Manager de Amazon España e Italia y Norman Sorensen, presidente no ejecutivo de Codere. Estos dos últimos no recogieron el premio y no enviaron a nadie de sus empresas al acto. La Apie también nombró Socios de Honor por su colaboración con los periodistas en la organización de actos de interés informativo al Consejo General de Economistas, representado por Valenti Pich, su presidente, y al Colegio de Economistas, cuya placa recogió Pascual Fernández, su decano.

«Me lo estoy pasando fenomenal. Estoy viendo a los periodistas desde el otro lado y me dan ganas de hacerles preguntas desde mi silla. Los otros premiados me han dicho que soy como Rafa Nadal, que bordeo todos los charcos…», bromeó Hernández de Cos al subir al estrado a por su premio.

En un tono más serio admitió que «la crisis ha tenido un importante coste reputacional para el Banco de España. La política de comunicación era insostenible y por eso me propuse cambiar, pero lo crucial no es cambiar esa política, sino hacer las cosas bien. No me esperaba este premio, pero es cierto que lo estaba buscando».

El gobernador dijo esto no es un reconocimiento para él, «sino para todos los empleados de Banco, que es un generador de mensajes y hay que tener buenísimos economistas, buenísimos inspectores, buenísimos analistas y un equipo que permita empaquetar esos mensajes. Soy el último eslabón de un trabajo muy bueno, entre otros, del equipo de comunicación».

La mala relación con la prensa

Hernández de Cos se remontó al pasado, cuando la Apie había dado premios Secantes a los tres últimos gobernadores por su falta de transparencia con los medios. «Es cierto que la relación del Banco con la prensa no ha sido nunca muy buena, no ha sido nunca muy positiva. Tradicionalmente se relacionaba por dos llamadas: la del periodista a la institución, que se respondía con un ‘no hay comentarios’ y la de los directivos del Banco de España que llamaban al departamento de Comunicación para quejarse por los titulares de los periodistas. Era bastante tortuosa, no tenía sentido».

El máximo responsable de la institución dijo que para cambiar esta situación solo había un camino: «Hablar permanentemente con vosotros y explicarlo de manera más sencilla para que vosotros pudieseis mandar ese mensaje al ciudadano. Nosotros no estamos para realizar sesudos informes para departamentos de investigación sino para explicar lo que pensamos a los ciudadanos y los periodistas sois la única manera de llegar a ellos».

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Admitió que su situación es mejor que la de sus antecesores, castigados con un Secante por los periodistas económicos, «porque yo no estoy viviendo ninguna crisis económica ni bancaria. Es cierto que existe una crisis reputacional de la banca, que banqueros están intentando modificar, pero el coste reputacional para el banco central también ha sido también muy importante y esto hay que modificarlo nos guste o no».

Agradeció «de corazón» el premio porque es un estímulo pero reconoció que tienen «mucho que mejorar. Después de leer un discurso, lo releo y veo muchas cosas que se podían decir de manera más clara», apuntó.

Koplowitz: «Nos merecemos el aviso»

La única que recogió el premio Secante, que es una crítica de los periodistas por su falta de colaboración y transparencia, fue Esther Alcocer Koplowitz, que dio las gracias por el premio «que tanto merezco». Su madre, Alicia Koplowitz, recogió el mismo premio en 1990, cuando era presidenta de Construcciones y Contratas, una de las empresas de las que años después nacería FCC. Alcocer afirmó que comprendía «perfectamente» el interés informativo que despierta FCC y aseguró que tomaba nota «de vuestra cariñosa llamada de atención e intentaremos merecer el premio Tintero en próximas ediciones, siguiendo los consejos de nuestro equipo de comunicación”.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, afirmó al recibir el galardón que se sentía como la selección canadiense que luchó contra Rafael Nadal en la Copa Davis. «Ha ganado el gobernador del Banco de España, uno de los mejores, el que tenía que ganar», bromeó.

Dijo que ser transparente es «una obligación y una vocación», y subrayó que en la entidad se entiende que su actividad debe estar sujeta al escrutinio, «debe poder publicarse y no tener que ocultar» las actuaciones. «Somos los primeros a los que el buen periodismo nos interesa que progrese y que las fake news pierdan relevancia» y agradeció la labor de su equipo de Comunicación.

El banquero reconoció que el sector financiero «algo hemos tenido que ver con la crisis» y se han «cometido errores», que han derivado en una serie de cambios extraordinarios «para solucionar los errores del pasado, que no son admisibles», algunos de comportamiento y otros de conducta.

Gortázar refirió que las entidades financieras no solo tienen que «corregir las cosas que no han funcionado bien en el pasado” sino además impulsar o comunicar mejor la labor social que ya realizan. Recordó que la banca “sigue siendo clave para la sociedad” ya que ayuda a los ciudadanos a ahorrar para abordar sus deseos o para la jubilación, para financiar el proyecto de las empresas o la compra de una vivienda.

Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, la patronal del Seguro, recogió el galardón como un «auténtico honor» y defendió que la «transparencia informativa no es una obligación, es una auténtica devoción. Si no se os permite el acceso a la información veraz y suficiente lo que hacemos es igualar la buena prensa con la mala prensa», indicó.

Antes del reparto de premios, en la apertura del acto, el presidente de la Apie, Íñigo de Barrón, resaltó que no era una casualidad que este año los tres Tinteros procedieran del mundo financiero ya que tras la crisis provocada por la banca, la nueva normativa les ha obligado a ser más transparentes.

También destacó que los premios Secantes han sido empresas no financieras, que se no han tomado en serio la obligación de informar, pese a que existe una recomendación de la CNMV en la que se insta a que los máximos ejecutivos comparezcan, al menos una vez al año ante los medios.

El presidente de la Apie reclamó al gobernador que lograra que los bancos no se solaparan en sus  presentaciones de resultados, como sucede cada vez con más frecuencia, algo que dificulta la labor de los periodistas. También reflexionó sobre los problemas del periodismo: «Debemos reconocer que nuestro prestigio social está en niveles bajos. Una de las razones es que los medios están cada vez más politizados y polarizados. Nos hemos arrimado demasiado a los políticos, el sector más desprestigiado por los ciudadanos y nos han traspasado sus mayores males, y no su parte positiva. En ocasiones, los medios han tomado partido de una forma indisimulada, sobrepasando la aceptable posición ideológica, algo habitual en el resto de democracias desarrolladas». Indicó que esta politización se ha trasladado a la información económica, a las secciones de economía de las webs y de los diarios e incluso a los medios exclusivamente económicos.

Y concluyó: «Meternos en las trincheras del poder político no es un camino para ganar credibilidad y reputación ante la opinión pública. Si se instala el desprestigio de la sociedad en los medios, si no se valora nuestra labor de mediadores, será difícil que nos crean, y, por lo tanto, que consideren que informamos con rigor, calidad y decencia. Ahora que será obligado cobrar por la información en las webs, esta situación no parece la más adecuada».

Fuente: El País