China dio este domingo el pistoletazo de salida a la jornada de compras a través de Internet por excelencia, el Día del Soltero. La firma de comercio electrónica Alibaba, ideóloga de un evento que se ha consagrado como el mayor del mundo por volumen de ventas, se enfrenta un año más al reto de batir su propio récord, algo que siempre ha conseguido gracias al cada vez mayor poder de consumo de la clase media china. En esta décima edición, la ligera ralentización de la economía del país asiático junto a la creciente competencia de otras empresas que se han subido al carro de esta fiesta del consumismo son los rivales a batir para la firma de Jack Ma.

Para Alibaba, el evento supone una enorme demostración de fuerza de su capacidad de técnica y logística y de movilización. Consciente de que su éxito en el llamado Doble 11 (por celebrarse cada once de noviembre, 11/11) trasciende a la propia empresa -muchos analistas lo interpretan como un termómetro del consumo en la segunda economía mundial-, Alibaba pone toda la carne en el asador para que cada año supere el récord del anterior. La campaña de descuentos en sus portales es ingente (participan un total de 180.000 marcas locales e internacionales) y la promoción, ubicua en las ciudades chinas desde hace semanas.

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A estas alturas nadie duda de que en la última década Alibaba ha conseguido revolucionar la forma en que los chinos compran y venden productos. En la primera edición del certamen, en 2009, la empresa logró que se realizaran transacciones por valor de 7,8 millones de dólares (6,9 millones de euros). El año pasado fueron 21.720 millones de euros. Esta cifra es más del doble de lo que se gastan los estadounidenses durante los cinco días entre Acción de Gracias y el Cyber Monday.

Alibaba, a diferencia de Amazon o de su competidor local JD.com, no tiene un inventario de los productos que ofrece en sus portales, sino que simplemente ejerce de intermediario entre compradores y vendedores en un escaparate visitado por más de 600 millones de usuarios cada mes. Por lo tanto, del importe total que se venda este domingo, la empresa ingresará solamente una pequeña parte correspondiente a la comisión que aplica cada transacción.

En Shanghái, este sábado Alibaba llevó a cabo una gran gala de cuatro horas para calentar el ambiente previo a medianoche. En el evento participaron estrellas internacionales como la modelo australiana Miranda Kerr o la cantante Mariah Carey. Pero fue a partir de las doce cuando comenzó el show real, protagonizado por un marcador que indicaba los ingresos por las ventas a tiempo real que en los primeros instantes crecía tan rápido que era imposible de seguir a simple vista. Los primeros 1.000 millones de euros se alcanzaron en menos de dos minutos. La primera hora se saldó con un balance de 67.270 millones de yuanes (unos 8.500 millones de euros).

Pese al enorme despliegue, para Alibaba es todo un reto mantener el impulso de las ventas año tras año. Primero, porque al ser la cifra cada vez más alta, más difícil es superarla. Segundo, porque otras plataformas como JD.com o Pinduoduo consiguen también parte del pastel. Y tercero, porque este año las perspectivas de la economía china no son tan boyantes como los anteriores, principalmente debido al estancamiento del crecimiento del consumo de los ciudadanos y la inversión de las empresas. Está por ver cómo esta menor confianza afecta a las ventas en la edición de este año.

Quizás para amortiguar este impacto, Alibaba ha diversificado el foco del certamen. Antes centrado casi exclusivamente en Tmall (la plataforma entre marcas y consumidores), este año adquieren más relevancia su cadena de supermercados Hema y los servicios de entrega a domicilio Ele.me. Y, pese a los enormes esfuerzos de la empresa para internacionalizar la fecha a través de AliExpress, el festival sigue sin asentarse fuera de las fronteras de China. Este año, por primera vez, se suma a la jornada la plataforma Lazada, uno de los principales actores del comercio electrónico en varios países del sudeste asiático. El éxito de la jornada, sin embargo, dependerá del mismo factor que en años anteriores, es decir, de hasta qué punto los ciudadanos chinos usen sus monederos virtuales.

Fuente: El País