El fantasma de la recesión se ha alejado esta mañana por la mínima de Alemania tras conocerse las cifras del cuarto trimestre publicadas por la oficina federal de estadística alemana en Wiesbaden. El crecimiento del PIB se estancó en un 0,0%, evitando así técnicamente la recesión, después de registrar un periodo de crecimiento negativo entre julio y septiembre del año pasado (-0,2%).

Los datos indican además, que la economía alemana creció el año pasado un poco menos de lo que se había calculado inicialmente. El Producto Interno Bruto (PIB) aumentó un 1,4%, frente al 1,5% calculado hasta ahora.

La oficina de estadística alemana detalla que la estabilización del último trimestre se debe a un crecimiento sobre todo de la demanda interna, principalmente en el sector de la construcción y la maquinaria. El consumo creció, mientras que el comercio exterior no contribuyó a la ligera mejoría.

Las previsiones y los indicadores de los últimos meses reflejan una desaceleración de la locomotora europea tras casi una década de fortaleza económica. La incertidumbre global fruto de las tensiones comerciales, los choques trasatlánticos y las incógnitas que plantea el Brexit afectan con especial intensidad a una economía como la alemana, que se apoya fuertemente en la exportación.

El Ejecutivo alemán ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento para este año cifrándolo en un 1% del PIB frente al 1,8% inicialmente esperado. Bruselas corrigió a principios de febrero a la baja sus previsiones para 2019 en la zona euro, del 1,9% al 1,3%, previendo que la desaceleración continúe. La producción industrial por ejemplo, registró una caída del 0,4% en diciembre, lo que supone un descenso por cuarto mes consecutivo.

Fuente: El País