La polémica está servida. Airbnb, la mayor plataforma de apartamentos turísticos, ha disparado su cifra de negocio en España, pero sigue pagando pocos impuestos si se compara con la facturación. Según las cuentas que la compañía ha enviado al Registro Mercantil, a las que ha tenido acceso Cinco Días, la cifra de negocio de la filial española de Airbnb se disparó un 57,2% en 2017, al pasar de 2,9 a 4,6 millones de euros y el beneficio antes de impuestos creció un 49,1% hasta superar los 286.000 euros.

Airbnb solo pagó 72.000 euros en el impuesto de sociedades en 2017

Unas cifras que están avaladas por el espectacular crecimiento del negocio en España, donde cuenta ya con medio millón de anunciantes y en torno a 140.000 caseros. Sin embargo, la factura fiscal que paga la compañía sigue siendo reducida. En concreto solo abonó 72.152 euros por el impuesto de sociedades, que grava los beneficios empresariales. Pese a ello, esa última cifra representa un 30,6% más de lo que pagó doce meses antes (55.211 euros).

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¿Porqué se produce este desajuste entre lo que factura y lo que paga en impuestos? La sede fiscal de la compañía en Europa está en Irlanda, un país de baja tributación, en el que el tipo que pagan las empresas por sus beneficios es del 12,5%, la mitad del que se paga en España. El gigante de los alojamientos turísticos sigue de esa manera los pasos de otras multinacionales como Google o Facebook para tratar de reducir al máximo su factura fiscal. Así, el grueso de los ingresos que obtiene en España, procedente de las comisiones que cobran al dueño de la casa y al inquilino del apartamento turístico, tributan a la matriz en Irlanda, mientras que en España solo se facturan servicios de marketing.

«Airbnb cumple con la regulación y paga todos los impuestos correspondientes en los lugares donde opera. La oficina en España ofrece servicios de marketing y paga todos los impuestos aplicables, incluido el IVA. El modelo de Airbnb es único, ya que facilita que la mayor parte de los ingresos vayan a parar a las personas y comunidades locales, que ya están sujetas a impuestos locales y tributan localmente. Este modelo hace que Airbnb sea fundamentalmente diferente de las compañías que extraen grandes sumas de dinero de los lugares donde hacen operan”, recalcan desde la compañía. La multinacional se defiende diciendo que las comisiones que factura en Irlanda representan una ínfima parte del negocio que genera y que la gran mayoría, lejos de quedarse en sus arcas, beneficia a los dueños de las casas, que posteriormente pagan los impuestos municipales derivados de la propiedad de la vivienda. “La compañía cobra al anfitrión una comisión del 3% y el viajero entre un 6% y un 15% del precio fijado. Por lo tanto, la gran mayoría de la transacción (entre un 85% y un 90%) ya tributa localmente”, especifican.

Unos argumentos que, sin embargo, no convencen al Ejecutivo central. Pese a que la compañía tiene una serie de protocolos para que sus inquilinos cumplan con sus obligaciones con Hacienda (recordatorios puntuales cuando llega la campaña de la renta y periódicos sobre la obligación de declarar los ingresos que obtengan, junto a un acuerdo con la Asociación Española de Asesores Fiscales para aclarar dudas fiscales), tanto los gobiernos del PP como del PSOE consideran que la factura fiscal de Airbnb es muy reducida y que una parte importante de sus anfitriones no pagan impuestos.

De hecho fue el Gobierno de Mariano Rajoy el que impulsó un decreto para que las plataformas como Airbnb estuvieran obligadas a aportar los datos de sus clientes para poder ejercer un mayor control sobre los ingresos declarados por el alquiler de sus viviendas a turistas. Será en marzo de 2019 cuando arranque ese calendario trimestral de intercambio de información con el Ejecutivo, algo que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no ha modificado y ha asumido como propio.

En paralelo ha anunciado la imposición de un impuesto del 3% a plataformas como Uber o Airbnb, que se aplicará sobre la venta de datos de sus clientes, los ingresos por publicidad y las transacciones comerciales entre estas empresas y los particulares. Este tributo afectará a compañías con una facturación superior a 750 millones de euros en todo el mundo y de 3 millones en España, por lo que la plataforma quedaría directamente afectada.

Un tributo fuertemente criticado desde Adigital, la asociación que engloba a todas las empresas de la nueva economía, ya que considera que el grueso de ese impuesto lo pagarán Google y Facebook, cuya cifra de negocio supera y en mucho a la de Airbnb. El buscador factura 92 millones y obtiene un beneficio de 19 millones, muy lejos de las cifras de la plataforma con sede en San Francisco.

Fuente: Cinco Días